La política no se rejuvenece eliminando a los veteranos

«Salir» de los «viejos» en política: Cobardía de jóvenes sin liderazgo

En los últimos años, ha crecido una narrativa preocupante en la política dominicana y más allá: la insistencia de que los «viejos» políticos deben renunciar para dar paso a una nueva generación. Este argumento, aunque a primera vista podría parecer un llamado legítimo a la renovación, en realidad oculta una profunda incapacidad de los jóvenes para construir liderazgos sólidos y lealtades auténticas.

La política no debería ser un juego de edades, sino de ideas, compromisos y habilidades. Sin embargo, los jóvenes que no logran establecerse en el campo político a menudo recurren a la excusa fácil de que los «viejos» deben hacerse a un lado. Este enfoque revela una falta de comprensión de lo que significa el liderazgo y una incapacidad para prevalecer en un sistema que, aunque imperfecto, se basa en la competencia y el mérito.

La realidad es que el liderazgo no se cede por antigüedad ni se adquiere por derecho de nacimiento. Se construye a través del trabajo duro, la constancia y la capacidad de inspirar a otros. Muchos de los llamados «viejos» en política han demostrado estas cualidades a lo largo de décadas, acumulando no solo experiencia sino también un profundo entendimiento de las complejidades del servicio público. Es ingenuo y, francamente, cobarde, que los jóvenes pretendan que estos veteranos se retiren simplemente para facilitar su ascenso.

Además, es importante reconocer que muchos de estos jóvenes políticos que claman por la salida de los veteranos fueron, en algún momento, llevados de la mano por estos mismos «viejos». Han sido apoyados, mentoreados y aupados por aquellos a quienes ahora desean desplazar. Este hecho resalta una ironía significativa: aquellos que critican la permanencia de los veteranos son, a menudo, productos directos de su tutela y apoyo.

El problema no reside en la edad de los líderes, sino en la incapacidad de algunos jóvenes para generar un liderazgo genuino y sostenible. En lugar de buscar eliminar a los veteranos, los jóvenes deberían centrarse en construir sus propios méritos, desarrollar su capacidad de liderazgo y ganarse la lealtad de sus seguidores a través de acciones concretas y efectivas.

La política necesita renovación, sí, pero una renovación basada en la competencia justa y la demostración de capacidad, no en la eliminación arbitraria de aquellos que han probado su valía. Los jóvenes deben aprender a convivir con la experiencia, a absorber las lecciones que solo los años pueden enseñar y a demostrar que están listos para liderar por derecho propio, no por el vacío dejado por otros.

La política no se rejuvenece eliminando a los veteranos, sino creando un entorno en el que el mérito y el liderazgo sean los verdaderos criterios de avance. Los jóvenes políticos deben dejar de lado la cobardía de exigir el retiro de los «viejos» y, en cambio, trabajar para demostrar que tienen lo necesario para liderar. Solo así podrán construir un futuro político sólido y digno de confianza.

Elaborado por Multimedios LZO a partir de texto de Fernando Buitrago

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